Sobre las Adelitas

El Desmentido
Número Cero
Contra–informando

¿Quiénes son las Adelitas?
Francisco Nava

adelitas-hemiciclo-270 Son mujeres nombrándose, reconociéndose en la lucha solidaria, cuando pueden bromean, gritan consignas, se codean, se protegen, se entusiasman y por eso a muchas personas y medios les molesta. ¿Porque tanta rabia de ciertos sectores de derecha y de izquierda? Porque las adelitas hacen suyo el espacio que siempre se les ha dicho que es de los hombres: el espacio público. Ellas sí saben porque están ahí, saben que nuevamente se quiere decidir por ellas, por sus hijas e hijos, por su familia, por su país, por su derecho a una vida digna. Hay adelitas naciendo en los plantones, en los mítines, en las marchas, otras siempre lo han sido. Las adelitas están amenazadas por personas e instituciones a quienes les resulta intolerable que las mujeres hablen, decidan, se rían, se gocen, se sueñen y que no dejen de luchar.

Las adelitas mujeres que se toman la molestia
Francesca Gargallo

Las han llamado "adelitas" para mofarse de ellas. Y ellas han retomado el nombre de "adelitas" afirmando que se comparan con las revolucionarias por la honra. Son mujeres de todas las edades, muchas de ellas retiradas, que han decidido no quedarse con las manos cruzadas y las bocas cerradas cuando se les dijo que el petróleo es un tesoro en el fondo de los océanos, que sería mejor dejarlo en manos de ricos explotadores que en las del pueblo mexicano. No son líderes, no son acarreadas, son mujeres que hacen política desde su vida cotidiana, desde su lógica de partícipes de un colectivo –el pueblo– que está siendo despojado de un bien que le pertenece. Son ciudadanas que nos regalan sus esfuerzos y que en lugar de quedarse a descansar un rato en sus casas, se reúnen para darnos voz a todas y todos.

El escándalo de las Adelitas
Mariana Berlanga

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención sobre el movimiento en defensa del petróleo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, es el hecho de que las mujeres estemos teniendo un lugar primordial en la lucha.

lopez1zo1 Todo comenzó aquel miércoles 12 de marzo (en plena Semana Santa), cuando en un concurrido mitin, Claudia Sheinbaum anunció que seríamos las mujeres quienes encabezaríamos los principales actos de protesta para impedir que PEMEX se privatice. El Zócalo se cimbró ante los gritos de miles de mujeres que contestamos un ¡sí! rotundo cuando la secretaria del Patrimonio Nacional del Gobierno Legítimo nos preguntó si estábamos de acuerdo con dicha estrategia. Desde entonces a la fecha, las mujeres hemos sido las principales protagonistas de actos de resistencia que ni siquiera los medios de comunicación más oficiales han podido invisibilizar.

¡No tenemos miedo!, han dicho una y otra vez las 10 mil integrantes de las Brigadas de Mujeres en Defensa del Petróleo, mejor conocidas como las “Adelitas”. Aun así, los sectores más conservadores se empeñan en vernos como un sector frágil y sin poder de decisión. No olvidemos que algunas voces conocidas de los principales medios de comunicación han llegado a acusar a López Obrador de cobarde por el hecho “poner hasta adelante” a las mujeres. Como lo ha sostenido Laura Itzel Castillo, distintas voces afines al régimen han repetido hasta el cansancio que no se respetará la cuestión de género, pues su postura es: “querían equidad, pues tengan su equidad”. Sin embargo, la respuesta que da la secretaria de Recursos Humanos y Vivienda del Gobierno Legítimo, es la misma que la del resto de las brigadistas:

LAS_ADELITAS “No nos intimidan, somos las mujeres las que encabezamos esta resistencia porque somos las más consecuentes y las más resistentes, que no quepa duda. Para acabar pronto: somos más de la mitad de la población y también madres de la otra mitad”.

El hecho de que las mujeres protesten afuera del Senado o frente a las instalaciones de Televisa, etc., ha generado tal escándalo, que el gobierno de Felipe Calderón y los propios medios han pasado por alto que su extremo conservadurismo es el principal responsable de hacer visible lo que ellos mismos habían logrado invisibilizar. Si después del fraude electoral los medios de comunicación fueron capaces de minimizar las protestas –la misma ocupación de la Avenida Reforma– ahora, con el movimiento en defensa del petróleo están haciendo lo contrario. Tanto les molesta el hecho de que las mujeres estemos al frente, que ellos mismos están haciendo de la estrategia de Andrés Manuel López Obrador una noticia. En ese sentido, debemos agradecerles que nos consideren tan poca cosa. Por lo menos, podemos jactarnos de que esta vez el movimiento sí existe para ellos. Porque criticarlo y criticarlo con esa pasión desbordada, es reconocerlo.

La lucha política es una lucha simbólica. Adelitas vs. Dictadores
Por UnaEntreTodas

La lucha política es el ejercicio de defender nuestras convicciones en el ámbito público, en la calle, en el senado, en las instituciones y en nuestra casa. En ella se pone sobre la mesa de discusión la organización social, la administración de nuestros recursos, el cambio de nuestras leyes, etc.; la lucha política es también una lucha simbólica. ¿Cómo y con qué nos identificamos?, ¿cómo identificamos y denostamos al otro o la otra?

Los símbolos tienen una doble fuerza, de cohesión y también de diferenciación, legitiman la autoridad política o la deslegitiman mediante otros símbolos. No es una mera cuestión de palabras o de imágenes, sino de algo mucho más profundo en la constitución de nuestra subjetividad e intersubjetividad. “Las Adelitas” no son lo mismo que “los dictadores”. El uso de estos símbolos en el discurso político actual -que ¿circula libremente?- tiene implicaciones de posicionamiento político, esto es, de posicionamiento frente a la historia que incluye no sólo al pasado, como generalmente se cree o nos hacen creer, sino también incluye nociones del presente y horizontes de futuro.

Las Adelitas, en la conciencia popular, fueron –son- las mujeres que se unieron a la revolución mexicana abandonando el rol asignado por una sociedad patriarcal afrancesada que las recluía a la esfera doméstica, a la pasividad, a la inacción. Las Adelitas, eran –son- parte de la tropa: cargaban un fusil y seguramente cocinaban, ejercían el arte combinatorio de los ingredientes que en ese momento había –hay- en las cacerolas destinadas para todos; es decir, transformaban la vida en más vida; -¿y qué otra cosa hacemos las mujeres en nuestras casas todos los días? ¿Qué guerra civil se ha hecho sin la presencia de las mujeres?

Este símbolo tiene referentes muy distintos que el uso de la mala analogía –ignorante analogía, digo yo– que compara a algunos “dictadores”, entre ellos “Hitler” con Andrés Manuel López Obrador y las acciones del Frente Amplio Progresista; esta analogía muestra y esconde al mismo tiempo una visión de la historia patriarcal, de individuos selectos, de seguidos “por las masas” irracionales. En el uso de este símbolo no hay hombres ni mujeres sino “masas irracionales”. Para salir de este embrollo irracional, es necesario que exista un grupo bien intencionado, ¿redentor?, encarnado ahora en el PAN y en el Consejo Coordinador Empresarial, que se asume como responsable de hacer y pagar un dineral -¡al menos ya no son recursos públicos los que se usan para pagar esta basura!- del pequeño video que hace esta comparación. El fin “moral” de este grupo redentor es, dice, la defensa de “nuestra” –su noción de- Patria y de sus recursos energéticos, su táctica es el decir a esas masas que se aglutinan por miles qué es lo que deben pensar y qué lo que deben hacer, porque en su diccionario de grupo redentor la masa no piensa, no es autónoma, se mueve por impulsos. Sin embargo, esta definición escondida revela el miedo del grupo redentor hacia los hombres y las mujeres que conjuntamente toman las calles porque les asusta su furia contendida que amenaza por desbordarse contra ellos.

Adelita La lucha política es una lucha simbólica. Y los símbolos cohesionan a los grupos y los mueven a la acción, a su acción. La recuperación de “las Adelitas” por el Frente Amplio Progresista encabezado por el presidente legítimo de México en las elecciones del 2006, tiene referentes ideológicos distintos, para una forma distinta de hacer la vida política hoy en México, que pone en juego otra moral, la de la protesta como dice el filósofo argentino Arturo Andrés Roig, y las mujeres han asumido su protagonismo porque saben que los energéticos no sólo sirven para mover coches o industrias, porque saben que su cuidado social se traduce en más vida. Por eso no es casual que las mujeres mazahuas hayan sido –sean- las protagonistas de la defensa del agua. Las mujeres reunidas en la calle siempre han sido –son y serán- amenazantes para el orden político, para las instituciones; por fortuna, los tiempos coloniales y medievales ya no tienen el instrumento jurídico de la Santa (¿?) Inquisición para poder acusarlas de brujas y hacer callar su voz mediante la tortura, y de paso, quedarse con sus bienes; ahora los discursos “modernizantes” tienen otros recursos, que como mujer me da vergüenza reproducir. Pero, con el ascenso de la derecha y la ultraderecha al poder federal en México desde el 2000, también amenaza por sacarse del baúl de los recuerdos para pretender ponerlos aunque sea en sus trapos de moda.

Las Adelitas no están ahora en las calles encabezando los actos de resistencia civil pacífica por la defensa de los recursos energéticos para los mexicanos, han estado allí siempre, sólo que ahora en la lucha política han encontrado un símbolo que las nombra y al nombrarse de este modo indican el horizonte hacia donde quieren caminar y hacer caminar a la sociedad, indican la noción de historia que defienden y por la cual donan su tiempo -que también es vida- en un espacio que es de todos y todas: las calles.

Resignificación de las Adelitas en nuestra historia
Katia Cisneros

El papel de las adelitas en el movimiento en defensa del petróleo liderado por López Obrador, representa el rescate de símbolos o figuras que encarnan en nuestro contexto: la imagen de las mujeres en lucha. Sin embargo, para algunos las adelitas también representan sólo la acompañante fiel, la amante, cocinera y madre del combatiente en Revolución, lo que deja a la mujer combatiente difuminada y relegada –como suele hacerse– simplemente al papel de mujer abnegada que sigue a su hombre en la lucha, sólo porque lo ama y no puede dejarlo solo.

Adelita2 El hecho de recurrir a la historia, a la memoria colectiva y hasta a los mitos es una de las formas de readecuación del pasado en el presente, recurrir a la identidad colectiva y por lo tanto a la unificación en la lucha. Sin embargo puede ser cuestionable el rescate de esta figura y de otras que ha traído al discurso López Obrador, tal es el caso de Benito Juárez y Francisco I. Madero, ya que estas figuras tienen trasfondos que no son visibles, que la historia oficial ha encubierto y en cambio a ensalzado valores que convienen a la “estabilidad” –o adormecimiento del país–. El caso de Benito Juárez que era un declarado liberal que con las reformas aplicadas a las tierras perjudicó a los indígenas, así como su pretensión de reelegirse, impedida por su muerte.

El papel de las mujeres en las movilizaciones convocadas por AMLO trae a cuenta el papel de las mujeres en los procesos de transformación, aunque aquí es cuando me pregunto: ¿Existe una función clara, explicada y discutida de las mujeres en el proceso en defensa del petróleo? ¿Qué función les fue “asignada” por López Obrador? ¿La movilización de las “adelitas” tendrá continuidad al margen de AMLO y el movimiento? ¿O es una iniciativa coyuntural y mediática? Estas preguntas son sólo algunas, que surgen al hablar de las adelitas, un tema que esta haciendo ruido en los últimos días por todo lo polémico que se torna.

Mujeres en acción, mujeres en resistencia
Filiberto Malagón

Si hay algo que no puedo tolerar es ese aberrante discurso politiquero que descalifica, neutraliza, aplasta, somete y calumnia a las mujeres. Mi palabra se enfoca directa y explícitamente contra este particular discurso que se debería no sólo evitar, sino erradicar por completo en todos los ámbitos de nuestra cultura. La mentalidad-política que subyace a esta forma de “abusar” violentamente de la palabra forma parte de actitudes retrógradas persistente en algunos sectores sociales y partidos políticos plenamente identificables en México (partido Acción Nacional, de la Revolución Institucional, de la Revolución Democrática entre otros), pero no en el aire, sino como “actitudes autoritarias” de menosprecio absolutamente injustificables.

En México, las Brigadas de Mujeres en Defensa del Petróleo, mal llamadas “Adelitas”, son objeto de las más viles calumnias, groserías y desprecios por parte de partidos políticos y por algunos medios de (des)información masivos. En una consulta rápida por algunos medios electrónicos en México o en buscadores de la red, la entrada del nombre “adelitas”, arroja un total aproximado de más de cien resultados. ¿Qué sobresale de ello? Hay una constante: el linchamiento político de una mentalidad obcecada, patriarcal y de dominación masculina que pretende denigrar al movimiento político de mujeres en resistencia civil pacífica.

No es una cuestión de género de la que estamos hablando, sino del desprestigio y linchamiento político de que son objeto las ciudadanas-mujeres organizadas, no partidistas, ante el miedo real que les provoca a los poderes fácticos de nuestro país de que se derrumbe su proyecto de venta y entreguismo de los recursos energéticos.

Las Brigadas de Mujeres en Defensa del Petróleo son más de diez mil mujeres inteligentemente organizadas, mujeres en acción, en protesta frente a una realidad lacerante e insoportable. Son todas ellas un ejemplo histórico y valiente que encabezan juntas un sólo grito: ¡No rotundo a la privatización del petróleo de todas/os las/os mexicanas/os!

Son nuestras ciudadanas-mujeres que se han organizado con un sólo motivo y compromiso: defender a toda costa los recursos energéticos y el petróleo. Su causa es justa, pertinente ante la coyuntura política que vive el país. Están organizadas en forma de brigadas de quinientas mujeres (en columnas de cien). Cada brigada tiene una coordinadora al frente que informa de las acciones específicas a realizar. El total de coordinadoras es de 20.

Adelitas.Bloque.Senado Entre algunas de sus más efectivas acciones consisten en “cercar las cámaras de diputados y senadores ante cualquier iniciativa de reforma energética”, “cercos ciudadanos en aeropuertos, instalaciones administrativas estratégicas, petroleras, financieras”, “bloqueos ciudadanos a carreteras en todo el país”, y como último recurso, “un paro patriótico nacional”. Estas maniobras han tenido eficacia, pero para abrir el cerco informativo, se han extendido a “casa por casa, barrio por barrio y pueblo por pueblo”.

Las Brigadas de Mujeres que marchan, unidas protestan, bailan y resisten son, en muchos casos, madres de familia, nuestras madres, novias, amigas, hermanas, compañeras. Son todas ellas mujeres que resistiendo, proponen un debate abierto e incluyendo; reclamando, exigen el cese inmediato a la amenaza de privatización y “entreguismo” de los energéticos; y en su lucha pacífica, nos dan el más alto testimonio de compromiso para lograr una verdadera y radical transformación de México.

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