El concepto de Immanuel Kant sobre la religión
Ensayo de investigación para una tesis de filosofía

[Conferencia y diálogo impartido el día 31 de marzo de 2008,
dentro del Seminario Permanente de Filosofía Nuestroamericana,
UACM, plantel Del Valle].

Filiberto Malagón y Francesca Gargallo

Juan Carlos Filiberto Malagón López

Nuestro compañero y miembro del Seminario Permanente de Filosofía Nuestroamericana compartió con nosotras y nosotros un avance de su tesis de filosofía que tuvo un comienzo en la culminación, por el año 2000, de sus estudios filosóficos dentro del Seminario Conciliar de México [Seminario Mayor, casa Tlalpan]. En aquella ocasión –dijo– presenté una tesina para obtener el bachillerato en filosofía. El ensayo de investigación que expuso tiene como finalidad re-estructurar la tesina y obtener el ansiado título profesional.

Immanuel Kant La elección de este tema se debe a la profunda admiración que Filiberto sentía por el célebre filósofo Immanuel Kant, al que considera “magister magistrorum” [maestro de maestros]. En la historia de la filosofía, Kant, por sí sólo, constituye un filósofo de fundamental importancia. Sus obras capitales y la trayectoria de su pensamiento suelen ser estudiadas en largos bloques, a veces de meses. La atención por Kant, en particular por el tema de la religión, se debe a que era un tema (dentro del Seminario) poco estudiado. Se decidió a estudiar y profundizar al maestro de Königsberg a través de su opúsculo La Religión dentro de los límites de la mera Razón. En ella –afirma Filiberto– muy bien podemos abarcar parte del pensamiento crítico de Kant, en particular lo que se refiere a su filosofía de la religión.

En el ámbito filosófico, el pensamiento de Immanuel Kant (1724-1804) significa la síntesis, por excelencia, de la filosofía moderna. Así lo señala Ortega y Gasset cuando dice: “En la obra de Kant están contenidos los secretos decisivos de la época moderna, sus virtudes y sus limitaciones” [Ortega y Gasset, José, “Kant, 1724-1924: reflexiones de un centenario”, en: Revista de Occidente. Madrid, 1929, p. 9.]. En realidad –sostuvo Filiberto– la filosofía de Kant es todo un sistema que cruza todas las ramas del saber especulativo: pensar, actuar, sentir y el esperar. El propio filósofo se ha vuelto sistema al hacerse uno en toda su obra y al asumir sus postulados en la vida cotidiana.

Según Filiberto, mucho se ha escrito de Kant desde sus obras capitales: Die.ReligionCrítica de la Razón Pura (1781), Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785), Crítica de la Razón Práctica (1788) y Crítica del Juicio (1790). Son los libros “en que ha bebido sus más fuertes esencias el mundo contemporáneo” [Ibid., p. 122.], pero no las únicas. El opúsculo titulado La Religión dentro de los límites de la mera Razón (1793), ha sido poco valorada (o dejada de largo) y merece profundizar en su estudio. Para Kant significó el mayor dolor de cabeza de toda su vida porque le acarreó una serie de disputas con el Estado prusiano, el Rey y entre las facultades de filosofía y teología. [El libro La contienda entre las Facultades de Teología y Filosofía da cuenta de los conflictos del senil Kant por los años de 1793-1794. Después de que muere el Rey Federico Guillermo II, Kant vuelve al problema de la religión].

Precisamente por ser La Religión una obra escasamente estudiada, Filiberto se propuso asumirla como fuente de su investigación para situar mejor el pensamiento kantiano sobre el concepto de la religión. La religión en Kant no puede ser entendida en su forma tradicional (de ligar), sino que es puesta ante el tribunal de la Razón. Por principio no hay una doctrina de revelación, sino que está por base la ley moral del deber (que es el principio práctico del actuar), y la ley moral nos conduce a la religión por la cual se amplía, fuera del hombre, a la idea de un ser supremo moralmente legislador en cuya voluntad el talante lo constituye el deber como fin último del hombre.

En cuanto al objetivo y el plan de reestructuración de su tesis, Filiberto delineó que en su estudio explora las influencias históricas (familiares y religiosas) y el contexto que determinan el pensamiento kantiano sobre la religión. Da cuenta de las vicisitudes que enfrenta Kant al publicar su tratado de La ReligiónExpone en forma de análisis–sintético las ideas principales contenidas en la obra kantiana de La Religión dentro de los límites de la mera Razón. Seguidamente, resalta las nociones que Kant expone sobre la religión para explorar el concepto, sus alcances y limitaciones. Finalmente, emprenderá una crítica al concepto de Kant sobre la Religión.

La investigación constará de cuatro breves capítulos que responden a la exposición de la concepción kantiana sobre la religión. En la primera parte de su trabajo, Filiberto desarrolla el contexto histórico del filósofo alemán, del cual le interesa rescatar aquellas influencias tan marcadas para su vida como para la elaboración de su filosofía de la religión. Por ello expone con la mayor claridad posible, los perfiles más sobresalientes que determinaron su juventud y toda su vida, especialmente el sello del pietismo: la exigencia moral. Por otro lado, para contextualizar al lector, resalta el movimiento de la Ilustración y la problemática con que Kant se enfrentó ante el gobierno prusiano.

La segunda parte del trabajo es una exposición en forma de análisis sintético de la fuente, es decir, de La Religión dentro de los límites de la mera Razón. Lo que a Filiberto le interesa en esta parte consiste en aclarar el punto de partida, los argumentos, los presupuestos y las conclusiones de Kant. Esta exposición no se dirige a hacer una crítica conforme la presentación de la misma, sino tan sólo exponer con la mayor brevedad y de forma detallada lo que la obra misma presenta.

El tercer capítulo forma parte del programa de reestructuración de la tesina que todavía sigue en marcha y en la cual está profundizando Filiberto. El objetivo de esta parte consiste en resaltar lo que el mismo Kant entiende por Religión, cuál tipo de religión (la cristiana) y cuál es la diferencia con respecto a los otros credos o religiones.

El cuarto capítulo consiste en una crítica a algunos puntos fundamentales de la filosofía de la religión kantiana. La crítica contiene a la base intuiciones realistas y también consideraciones de autores que tratan de cerca la cuestión de la religión. Filiberto no se apega a algún sistema filosófico en particular, pues en ello encuentra riesgos considerables que perjudican sus objetivos.

Por último, nos ofreció un intento de conclusión como primera aproximación al tema porque –sostuvo– lo que aquí he dicho está todavía en plena gestación. Para Filiberto, la parcial óptica kantiana sobre el cristianismo desde el ámbito moral, nos conduce a razonar que muchos problemas se quedaron flotando, cuestiones que Kant no trató y que quedaron sin solucionar. En la filosofía de la religión kantiana la actitud moral adquiere mayor relevancia y pleno sentido, aunque no puede mantenerse por sí misma. Entonces forzosamente tiene que aludir a un hecho más real, postulando la vida eterna y la existencia de Dios como “presupuestos” del hecho moral. Ambos problemas quedan a la deriva en la obra kantiana y la razón de presupuestarlos hace evidente el hecho de que trasciende los límites de la mera razón.

En la serie de preguntas y cuestionamientos a la exposición de Filiberto, se le hizo ver que sorprende el hecho de que un estudiante de licenciatura se atreva a hacer una tesis sobre Kant. Sin embargo, resalta en su exposición una contradicción en cuanto a que toma un filósofo que hace de la religión un elemento interno a la razón y por lo tanto niega la espiritualidad. En tu crítica a la práctica religiosa de la Iglesia, pones el acento en la falta de espiritualidad de los sacerdotes. ¿Qué pasa con esta contradicción?
Para Filiberto, es cierto que Kant niega la espiritualidad. La crítica que él hace a la jerarquía de la Iglesia es parte de las conclusiones a que llegó, pero no es consecuencia de la obra kantiana, sino que se debe al contexto en el que se movía siendo seminarista. Se nota mucho esta contradicción entre una Kant que niega la espiritualidad y esta crítica a la práctica religiosa, pero es sólo una línea de su tesis que corregirá en un futuro.

Otras tres preguntas fueron, en primer lugar, en cuanto a que no es conveniente orar y que lo conveniente sería obrar. No se puede decir que el orar no es importante. Segundo, Kant utiliza como signo para su interpretación la imagen de Jesucristo para el actuar bien moral, ¿qué se entiende por virtud y bien moral? Tercera, mencionaste el término verdad, el cual deberías extender con el concepto de aletheia y lo que es el des-ocultamiento de la verdad.
Según Filiberto, lo importante para Kant es el actuar moralmente bien y no tanto el orar ya que es una ilusión como falso servicio a Dios. En la obra de La Religión…, Kant sí se detiene a analizar los términos de virtud, bien moral, verdad, pero ello lo llevaría a extenderse en la presentación.

Por ahí mencionaste los mandamientos como pretextos divinos al lado de la teodicea y después los mandamientos al lado de la antropodicea y la máximas, lo cual me parece interesante. ¿Qué función tienen estos mandamientos divinos?
En cuanto a los mandamientos divinos –sostuvo Filiberto–, Kant los asume para afirmar el actuar moralmente bien aceptando los principios morales como si fueran mandamientos divinos, pero no porque alguien se los dicte o por ser parte de alguna revelación divina.

Se le cuestionó a Filiberto sobre la dificultad o incongruencia que encuentra en Kant a partir del postulado del <como sí>, cuestión que no había escuchado referida de esta manera en Kant. Tal vez, se le dijo, si conectaras con la Dialéctica trascendental y la Analítica trascendental de la Crítica de la Razón Pura, donde se muestra que la “existencia” es una categoría del entendimiento y que es vacía sin una intuición empírica correspondiente. De ahí que no se puede afirmar la existencia de Dios bajo los presupuestos de la Analítica y de la Dialéctica trascendental porque Dios no es objeto de la experiencia posible. Por eso Kant, para mantenerse como cristiano dentro de Prusia, lo resuelve como postulado de la razón práctica. Y en este sentido no encuentro incongruencia y creo que es muy consistente en su fundamentación de La Religión dentro de los límites de la mera Razón, conectada en los contextos de la Crítica de la Razón pura y de la Razón práctica. Tal pareciera que uno tendría que salirse de los supuestos de Kant para realizar una crítica porque es muy consistente internamente.
En este punto de la crítica, Filiberto sostuvo que fue lo más difícil en su desarrollo. Una buena crítica es centrarse en por qué Kant se cierra sólo a la tradición cristiana en su versión luterana. La crítica que le hacen a Kant en el postulado del <como sí> se refiera a que, por un lado, Dios es el garante de la felicidad, por otro, es el legislador por encima del hombre, pero por otro lado es el mismo Dios el que me garantiza mi felicidad y mi recompensa al actuar moralmente bien. Es en estos tres puntos en donde no se sostiene el <como sí> que postula Kant.

Lo que encontré en Kant es que Dios es el garante de la felicidad, pero también es el legislador, no es algo concreto fuera del hombre, sino que es el propio hombre, es la idea. En última instancia, Dios en Kant es el deber, el principio práctico de la Razón, pero esa misma idea me va a garantizar mi felicidad y, por otro lado, como un desdoblamiento del hombre, es el que me va a juzgar. Aquí esta la incongruencia en Kant.

Por último, se le hizo el comentario de que admira cómo plantea el problema de forma tan sencilla siendo algo muy complejo. Has dicho los problemas más fundamentales ubicando la razón, la moral y la religión. Es cierto que en Kant la religión tiene como fundamento la moral y no lo contrario.

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